Yo estaba viendo cuanto puedo jalar de mi tabaco sin sucumbir ante un atoramiento.
Y me imagino que entre mi difícil empresa y el andar caminando me fui yendo esquivo de las posibles miradas de muchachas que pudieron encontrarse con la mía.
Hasta que con el sople de cáncer y sus volutas de humo despejándose.
ví tras su desvanecente imagen el rostro de todos los rostros.
Un espejismo tangíble de aquella utópica realidad que hasta ahora venía siendo enteramente falsa.
Ella, acompañada por él a su derecha se limitó gastar en mí una leve sonrisa que me atontó al punto de no concretar de manera correcta el saludo que ofrecí y por cortesía a su acompañante hombre.
No comments:
Post a Comment