Wednesday, June 11, 2014

Segunda carta a la mujer sin nombre.


Ahora que la soledad me priva de sentires vagos.
y las noches y los díás se distinguen solamente por cuestión de luz.

Ahora que el tabaco me cura la herídas internas que tus alborotadas guerrillas dejaron
al salir por mi boca.

Ahora que el irte tuyo y el quedarme mío han hecho las paces.
y en tu metropolitano corazón no hay sitio para el rural mío.

Ahora, sin dudas, sin contrarias, o miedo a estas te confieso:

Te confieso que amo la libertad que me offecen tus manos.
Cuando se abren y me sueltan, mientras me agarras del alma.

Y las cosas... amo todas las cosas si me recuerdan tu rostro,tu presencia, o tu nombre.

Amo el tedioso trajín del día a día, porque en ese trajin te encuentro.
En las comidas.
Y los pares.
en las bocas de todas.
y en sus ojos.

Te confieso ya sin trabas que eso de fumar era mas bonito con vos.
y esto de levantarse no es tan bonito si al abrir mistelescópios no encuentro los tuyos.

Extraño sentir que muero cuando no me hablas por algúna pendajada de esas que hago.
y sentir después ya medios reconciliados q me resbalo entre los pliegues de tus labios.
los que ahora por no tener me invento.

Tu eres la mujer sin nombre.
Sin dios ni patria.
ni hogar.
ni nada.'
asi hoja en blanco sin que yo te escriba.


Pero bueno.
Aquí estoy.
y vos allá.
y el resto a la mierda.

Te amo con ese amor insecticida.
que mata, pero cría flores.


P.D. Encontré un calcetín tuyo en mi maleta de viaje(esa grís que llevamos al lago) y en un momento de execrable nostalgia
le prendí fuego en el lavamanos.
Ahora sabrás que fuí yo y no uno de esos duendes que roban prendas que van de a dos.

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