Me di cuenta con el tiempo que con ella podía volar y que era cierto lo que decía Oliverio en aquel espantapájaros allá por los 30 y algo.
Habían días lluviosos y grises como nosotros en los cuales volábamos bajito y sin ser detectados por ningún país enemigo.
Y otros empapados de sol,
ese sol nostalgia sepia. que llenaba cada rincón que no estuviese cubierto por techo o por sentires vagos.
Esos ,los días que nadie quiso .
nosotros con infame afán los hicimos nuestros.
Y crecieron rápido , por su diluviante pecho.
Los volamos altos y no volvimos a casa a tiempo para la cena.
Hubieron días en los cuales las condiciones corazónicas impidieron emprender el vuelo.
Quizá porque las nubes de humo del tabaco causaron turbulencias.
Y las cortinas de lluvia que de sus ojos brotaran nos limitaban la vista haciendo estrellar nuestro estrepitoso aparato.
Esos días fuimos terrestres trastos.
Y la gravedad fue tan aguda.
Que poquito a poco
me fue robando el vuelo.
Ella despegaba Y yo nadaba en daños.
Andaba a pie y ella flotando
Los días se hicieron años
Y mi niña se fue .
se fue volando.
Los países enemigos mandaron sus volantes flotas.
En forma :mujer sin suelo.
Y ante su ataque alado sucumbí por la promesa de retomar vuelo.
Que iba saber yo que esto de volar era cosa de a dos.
Y que con la niña que subió si más.
Se fué fugáz .
También mi cielo.
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